La "muerte" es un tema que nos mueve las fibras y usualmente tendemos a evitar pensar en ella. Sin embargo, hoy te propongo dejar de lado todos esos pensamientos y esas ideas que tienes y abrir tu mente para descubrir que hay más formas de concebirla.
Estas preguntas que encontrarás a continuación, son un pequeño recorrido para abordar este tema ¡Comencemos!
1. ¿Qué es la muerte?
Lo que conocemos como “muerte” es la pérdida irreversible de las funciones vitales con el desprendimiento del alma, lo cual se llama desencarnar.
Sin embargo, la muerte es tan solo una ilusión pues la vida es eterna. Si lográramos comprender esto, haríamos más ligero nuestro paso por esta existencia, viviríamos muy seguramente de un modo diferente, quizás dándole importancia a lo que es realmente trascendente, aquello que nos llevaremos en nuestro corazón y espíritu, viviríamos cada día valorando y disfrutando lo que tenemos. Por eso, tener una idea de lo que sucede al dejar este plano terrenal es de gran importancia para hacer este proceso en paz.
La “muerte” no sucede por casualidad, el cómo y el cuándo es generado por nosotros:
1. Cuando hemos vivido las experiencias para las que hemos encarnado, la “muerte se da en calma y feliz, por ejemplo, cuando la persona amanece “muerta”. Esto se debe a que la persona cumplió su misión.
2. Cuando la persona presenta una actitud terca y se resiste al cambio, se da la cristalización del ego, que ocasiona la “muerte” se da de forma violenta, por un accidente o enfermedad.
3. Cuando se presenta agotamiento de la energía. Esta es la más común, se aprendió, pero no fue suficiente para cumplir la misión. Está asociada al adulto mayor.
2. ¿Qué pasa con el alma después de morir?
El alma se desprende del cuerpo físico, pasa a otra etapa de la vida e inicia el proceso del tránsito en el cual su alma debe tomar una decisión que va a depender del nivel de consciencia que se tenía antes de desencarnar:
I. Se acoge a su energía para liberarse de la rueda de samsara, ciclo de reencarnaciones.
II. Sigue su viaje al plano de ¨luz¨, en cual hace un proceso de asimilación de la experiencia que acaba de dejar y tendrá la opción de volver a reencarnar o no.
El tránsito se hace en relación con nuestro estado de consciencia, el cual puede ser tranquilo o perturbado según como hayamos vivido en el plano terrenal.
El proceso de desprendimiento del alma del cuerpo físico dura aproximadamente tres días, el último sentido que se pierde es el oído.
Por eso, es muy importante que los seres queridos del fallecido lo apoyen, procurando hacer oración desde su corazón para que el desencarnado comprenda su nueva situación, suelte culpas, conflictos, apegos y miedos que lo tengan atado a este plano.
Esto le ayuda a comprender que se terminó su ciclo en esta tierra.
3. ¿Por qué se quedan algunos espíritus aquí y no trascienden?
El espíritu inicialmente puede no darse cuenta de que ha desencarnado y sentirse desorientado; también puede darse cuenta y no aceptarlo porque tienen apegos de sufrimiento como los que puede tener una madre hacia sus hijos y/o esposo. De igual manera, puede tener apegos de placer porque está muy anclado a los placeres terrenales, siendo el caso de las personas muy materialistas que ni siquiera consideraban que había algo más de lo llamamos “muerte”.
Otras razones por las que los desencarnados se quedan atados a este plano son las situaciones de vida difíciles, sufrimiento, situaciones no solucionadas como los conflictos familiares y el miedo a ser juzgados por sus actos.
4. ¿Qué pasa con quienes se suicidan?
Las personas que se suicidan lo hacen desde diferentes estados de consciencia. Es distinto quien lo hace, por ejemplo, por toma de medicamentos psiquiátricos pues son inconscientes de lo que están haciendo y en esa medida en el tránsito van a estar desorientados y requerirán apoyo de sus seres queridos para que lo ayuden a asimilar este proceso.
Quien lo hace desde un estado de turbación al desencarnar va a experimentar en mayor medida el estado de perturbación y puede tener un tránsito demorado.
5. ¿Existe el infierno?
El infierno como un lugar de condena, sometimiento y castigo eterno no existe. Lo que se denomina infierno es un proceso de tránsito largo y aflictivo, que nada tiene que ver con castigo y condena, sino que es un resultado directo de la forma de vida y creencias del desencarnado.
6. ¿Cuál es la importancia de la energía en nuestras vidas?
Todo en el universo emite energía, por lo tanto, nosotros emitimos y recibimos energía, al igual que los espacios físicos, seres vivos y objetos. En nuestra vida cotidiana interactuamos constantemente con personas, espacios físicos y durante este compartir, se pueden adherir energías densas a nuestra aura. La mayoría de las personas no saben en profundidad lo que esto significa y cómo puede llegar a afectar su bienestar a nivel físico, emocional y mental.
Dado que tener una o varias entidades negativas adheridas puede generar dolores físicos y perturbación emocional que solo tendrá solución con la liberación de las entidades.
7. ¿Podemos tener pegado un espíritu desencarnado a nuestra aura y no saberlo?
Sí. De hecho, es algo muy común. Los espíritus están en todas partes y se pueden adherir a nuestro campo energético, podemos tener energías de nuestros familiares sin haberlos conocido como bisabuelos, abuelos, padres, hermanos no nacidos, espíritus que traen karmáticos de otras vidas, seres queridos u otro tipo de desencarnados; que se pegan a nuestra aura por afinidad, lo cual hace que nuestro bienestar se vea afectado en el nivel físico, emocional, mental espiritual y material.
Esto ocasiona que se tengan dolores en el cuerpo, emociones de tristeza, depresión y angustia, que no responden a tratamientos de orden físico.
Vivimos en un mundo rodeados de espíritus desencarnados, el desconocer esta realidad e interacción nos hace vulnerables energéticamente dado que no todo lo que sentimos en nuestro cuerpo y a nivel emocional es físico, es decir, que, si es generado por energías densas, solo se podrá solucionar tratando el origen que lo causa, haciendo el despacho de la entidad o entidades que lo acompañan.
8. ¿Cómo se sabe que hay una entidad negativa en la casa?
Cuando hay entidades negativas en la casa se pueden presentar varias de las siguientes señales:
· Sensación de no querer estar en casa, se siente incómodo.
· Sentir dolores de cabeza, náuseas.
· Las flores y frutas se dañan muy rápido.
· Las plantas se marchitan.
· Golpes y ruidos en paredes, puertas, techos son indicadores de presencias muy densas.
· Fenómenos tele kinésicos: puertas que se abren y se cierran solas, luces que se apagan y se prenden, escuchar pasos, cosas que se rompen sin un motivo físico aparente.
· Súbitas bajadas de temperatura, corrientes de aire frío estando las puertas y ventanas cerradas.
· Tele plastias: formación de caras o dibujos en paredes u otro tipo de superficies que se materializan sin la acción física, se forman por la humedad de la pared.
· Sombras que se desplazan, se ve por el rabillo del ojo, se ven repetidamente.
· Sensación de ser tocado.
· Apariciones de siluetas con rasgos definidos.
Es importante que el espacio que habitamos esté armonizado. Esto permite sentirnos a gusto allí, que haya armonía entre las personas que lo habitan y que descansemos y nos recarguemos de energía.
9. ¿Las emociones también se pueden liberar?
Sí se pueden liberar porque las emociones son energía.
A lo largo de nuestra vida, vivimos muchas experiencia y situaciones traumáticas que generan emociones como ira, tristeza, miedo, culpa, angustia, depresión y estas a su vez determinan nuestros pensamientos. Entre más intensa sea la emoción experimentada, en esa misma proporción deja una impronta en nuestro cerebro y centros energéticos. Podemos tener además heridas emocionales como abandono, rechazo, traición, humillación e injusticia que se traen de otras vidas; memorias provenientes de nuestro del árbol genealógico; generadas en el proceso de gestación, infancia.
La energía correspondiente a esa emoción se puede quedar bloqueando nuestros centros energéticos, especialmente los tres primeros que corresponden a la supervivencia, lo cual conlleva a que, así el evento haya sucedido hace 20, 30, 50 años, dicha energía no se haya liberado y vibremos en la frecuencia de esa emoción, sintiendo tristeza, miedo y ansiedad sin una causa aparente. Y por más que a nivel consciente tengamos toda la intención de salir adelante, superar los miedos, subir la energía, hacer cambios en nuestra vida, es muy difícil si la carga energética que sostenemos de la emoción es fuerte.
Todo el proceso se realiza de forma inconsciente. Esto hace que generemos nuestra realidad con base a ese pasado. Las energías de las emociones reverberan en los centros energéticos haciendo que manifestemos nuestra realidad acorde a ellas, atrayendo situaciones afines. Esto facilita que la energía se baje y nos desarmonicemos.
Por ejemplo, cuando una emoción como la ira se queda bloqueando el tercer centro energético, puede afectar a nivel físico el hígado, estómago, sistema inmunológico y a nivel psicológico producir malgenio y frustración. Es decir que, al cargar nuestro campo energético con esta energía, atraemos situaciones que nos generan ira, porque esa es la frecuencia que estamos emitiendo.
10. ¿Qué podemos hacer para protegernos energéticamente?
Para protegernos energéticamente, lo más importante es que aprendamos a conocer nuestros diferentes estados energéticos, saber cómo me siento cuando mi energía está armonizada (estoy contento con energía, me siento agradable a nivel físico, emocional, mental), baja ( cuando estoy cansado, después de un día arduo de labor, hacer ejercicio), desarmonizado (hay una sensación de desasosiego relacionado con una preocupación o situación que se esté viviendo), denso con entidades negativas (estados de ánimo variable, dolores de cabeza, espalda que no responden a tratamientos médicos, sentirse agotado sin energía).
Esta es la base de la protección, la mayoría de personas no se conocen energéticamente y muchos ni siquiera tienen un punto de referencia en cuanto a tener la energía alta, porque han tenido toda su vida un espíritu desencarnado con ellos sin saberlo.
Si no conozco mis estados energéticos no podré darme cuenta cuándo se ha pegado una entidad negativa a mi aura y simplemente asociaré la incomodidad a algo físico o situación de contraste que esté viviendo. En cambio, si me conozco y tengo clara la importancia de la energía, considero la posibilidad de tener adherido a mis cuerpos energéticos una energía que no me pertenece. De esa forma podré actuar rápidamente, y no dejar que esa afectación dure años como les pasa a muchas personas.
En mi experiencia personal y de consulta, verifico que por más protecciones externas que una persona o casa tenga, esto no impide que haya entidades negativas con ellas.
Por lo tanto, para mí la mejor protección es conocerse y tener la energía alta, dado que por frecuencia vibratoria va a ser más difícil que una entidad negativa se te adhiera al aura y, si llega a ocurrir, lo voy a identificar inmediatamente.
Para tener la energía alta recomiendo:
- Conectar con nuestros silencio interior realizando respiración consciente por ejemplo sacar varios espacios al día como al levantarse, después del almuerzo y antes de dormir en los cuales se pueda estar tranquilo sentado con la espalda recta y pies apoyados en el piso hacer tres o cuatro ciclos de respiración inicialmente en cuatro tiempos: inhala por la nariz contando hasta cuatro segundos, sostiene cuatro segundos, exhala por la boca contando hasta cuatro segundos y descansa cuatro segundos y vuelve a iniciar, luego hace cinco minutos de respiración normal, puede repetir el ciclo completo dos o tres veces.
- Vivir el presente observando constantemente: contenido de pensamiento, intención, decisión, acción, emoción y sentimiento.
- La observación consciente que nos ayuda a que estén enfocados hacia el bienestar y equilibrio en nuestra vida porque nuestro campo energético se alimenta de todo lo mencionado anteriormente.
- Tener la energía vital alta, que se logra haciendo actividades que disfrute, dormir lo suficiente, actividad física, alimentación saludable y vivir en amor en comprensión, gratitud y valoración.
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